Comercio electrónico moderno: ¡todo es cuestión de sencillez!
El objetivo principal de toda empresa es aumentar el volumen de negocio y la productividad. ¿Cómo conseguirlo? Por un lado, replanteando el enfoque tecnológico y, por otro, rediseñando procesos que hace tiempo que están empolvados. Si nos fijamos en estos dos puntos, veremos que es precisamente a través de la digitalización como se pueden resolver muchos problemas. Y se trata de algo más que de automatización y rapidez: el objetivo más importante es la simplificación.
Como suele ocurrir, es más fácil decirlo que hacerlo y la simplicidad deseada parece difícil al principio. Hay que superar opiniones y planteamientos arraigados y atreverse con nuevos procesos. Porque necesitamos soluciones que ayuden a las personas a hacer su trabajo de la mejor manera posible, a alcanzar sus objetivos y a aprovechar al máximo sus competencias básicas, tanto del lado del personal como del lado del cliente. La investigación, el mantenimiento de datos, la elaboración de informes y otras actividades administrativas no son tareas que deban complicarse innecesariamente.
Podemos y debemos dejar esto en manos de potentes herramientas digitales. Pero esto también se aplica a la multitud de tareas individuales sencillas que vuelven a ser complejas en su conjunto.
Así que la simplicidad tiene muchas dimensiones. Muchas dimensiones forman un universo. Y en la mente de muchas personas, este término representa extensiones infinitas y un tamaño inconmensurable, lo que nos lleva de nuevo a la afirmación de que la simplificación parece inicialmente muy difícil. Pero la transformación del comercio electrónico en un acelerador de la evolución digital muestra muy claramente que se puede desarrollar muy rápidamente un microcosmos autorregulado a partir de este universo de exigencias.
El comercio electrónico moderno de hoy no es sólo un planteamiento técnico-procedimental, sino que también se nutre de un concepto de servicio integral. Las tecnologías digitales hacen posibles nuevos servicios que amplían considerablemente las cadenas de valor de las empresas: por ejemplo, la evaluación inteligente de los datos de uso y la conexión en red de los sistemas de clientes y comercio electrónico convierten la simple tienda en línea en un centro de ventas digital. Pero sólo cuando un servicio simplifica significativamente una tarea compleja o una decisión crea suficiente valor añadido para los usuarios.
Hoy en día, los sistemas de comercio electrónico no tienen que ver con el paquete global más atractivo, sino con la compatibilidad con sistemas y tecnologías de terceros que se centran en la interacción con el usuario y el servicio. En otras palabras, infraestructuras modernas que soporten como marco la adaptación a los respectivos procesos del cliente.
Esto incluye rendimiento, fiabilidad, un enfoque mobile-first y un concepto de interfaz inteligente mediante servicios web. La conectividad y la movilidad, en particular, son cruciales para la realización de aplicaciones inteligentes y conectadas que puedan utilizarse en cualquier momento y lugar con la misma facilidad que una aplicación de fitness.
La tecnología es, por tanto, el elemento facilitador. Sin embargo, la simplicidad en el sentido de los servicios que aumentan la productividad es principalmente un tema para el desarrollo de productos o el diseño de servicios. Sólo con el conocimiento metódico de cómo simplificar radicalmente los servicios existentes -sobre la base del modelo y las estructuras empresariales respectivos- pueden crearse servicios verdaderamente útiles y, por tanto, valiosos.
La verdadera complejidad, por tanto, consiste en desarrollar servicios de valor añadido que comprendan e implementen con precisión las necesidades del usuario. Los servicios individuales, como se ha descrito anteriormente, conforman un universo, un microcosmos propio que hay que comprender y dominar. La complejidad inicial no debe disuadir. Si una empresa domina esta complejidad, los servicios digitales simples pueden ser un motor de crecimiento para la empresa y la clave de la simplicidad.