Personas en la era de la Industria 4.0

La digitalización de la producción industrial está rompiendo procesos de producción establecidos, antiguos y probados, centrándose en principios básicos como la conexión en red, la transparencia de la información y la asistencia técnica. Estos principios van acompañados del objetivo de que muchas de las actividades que antes realizaban los seres humanos sean asumidas total o parcialmente por máquinas o robots. A primera vista, esto podría ir acompañado del temor a que desaparezcan masivamente tareas y funciones que han proporcionado empleo y puestos de trabajo. 

Sin embargo, a segunda vista, surgen funciones totalmente nuevas, las tareas de los seres humanos en el proceso de producción se desplazan, surgen áreas de responsabilidad totalmente nuevas, sin las cuales esta continuación de la revolución digital no puede tener lugar. Pensemos en los numerosos datos de medición, información de control, pasos del proceso e información digital en general que inundan de datos los sistemas (SAP) en el IoT. Todos estos datos deben canalizarse, controlarse y comprobarse. En caso necesario, esta información puede dar lugar a ajustes o configuraciones del sistema que permitan corregir o mejorar los procesos.

El papel del ser humano en el proceso de producción está pasando de ser un órgano ejecutivo a una autoridad de control que controla y optimiza los procesos y garantiza la calidad. La tarea de las empresas consistirá en dotar a los empleados de herramientas que les permitan desempeñar de forma óptima su nuevo papel en el proceso. 

Mientras que en la primera revolución industrial fue la energía hidráulica o de vapor y en la segunda la optimización de la producción mediante cadenas de montaje y electricidad, para la Industria 4.0 no solo hay que optimizar el software para el control y el funcionamiento de las máquinas, como ocurrió en la tercera revolución industrial, sino sobre todo crear software que permita a los seres humanos desempeñar su nuevo papel de forma eficiente y con alta calidad. Así pues, el trabajo humano se desplaza cada vez más de la actividad física hacia la actividad de control y dirección. Sin embargo, este papel en el proceso de producción no es en absoluto menos importante, sino todo lo contrario.

Las decisiones sobre qué sucede, cómo y cuándo, si los robots y las máquinas producen con alta calidad y según lo previsto, si los procesos logísticos funcionan de forma óptima o pueden optimizarse, se están desplazando al centro de la actividad humana, que puede y debe concentrar su tiempo en el control y la supervisión. Lo que parece relativamente sencillo se convierte en una tarea difícil que no se puede dominar sin herramientas debido a la enorme avalancha de datos que llega con la Industria 4.0, toda la tecnología de sensores, el IoT. 

Ciclos de lanzamiento cortos

Un software altamente especializado que controle la calidad y la correcta ejecución de los procesos ayuda a gestionar esta gran cantidad de datos e información. Por tanto, la Industria 4.0 es también la era del software altamente especializado que proporciona a las personas información precisa y fiable para tomar decisiones. Además de la abundancia de información y datos, la garantía de calidad de los sistemas altamente críticos, como SAP, también debe hacer frente a los ciclos de lanzamiento, que se han acortado masivamente gracias a la computación en nube.

Aquí es donde una herramienta de automatización de pruebas como la suite de herramientas Suxxesso puede ayudar a dominar el esfuerzo cada vez mayor que supone el aseguramiento de la calidad. La contribución de los seres humanos en la producción industrial cambiará, y para ello deben actuar con herramientas adecuadamente potentes que, como en todas las revoluciones industriales anteriores, estén altamente especializadas y desarrolladas para las tareas respectivas.