Ya sea en la nube o en la tierra: La inteligencia necesita simplicidad
Todos experimentamos a diario las ventajas de nuestra memoria a largo plazo. Lo que alguna vez ha llegado a ella está a nuestra disposición como conocimiento en cualquier momento, como si acabáramos de aprenderlo o experimentarlo.
No nos hace perezosos ni nos agobia, al contrario: nos hace ágiles y mantiene el núcleo de nuestra identidad hasta la vejez. Puede hacer todo esto porque el cerebro sólo le reserva determinadas zonas de la corteza cerebral y no todos sus recursos.
En informática, la mayoría de la gente piensa hoy en la nube cuando piensa en simplicidad y almacenamiento de conocimientos. La información puede almacenarse y recuperarse allí con relativa facilidad.
En este sentido, la nube funciona realmente como una memoria externalizada. Pero el principio de construir áreas separadas para tareas diferentes no solo existe en las nubes, sino también en la Tierra.
Los datos y documentos históricos forman parte de la memoria a largo plazo de las empresas y deben conservarse en entornos separados para que no vayan en detrimento de la agilidad. En cambio, es secundario que estos entornos se encuentren en la nube o en el propio centro de datos de la empresa.
Separar la información histórica de la operativa y gestionar su ciclo de vida por separado en una plataforma propia tiene numerosas ventajas: A corto plazo ya se consiguen importantes ahorros de costes porque los sistemas heredados pueden desmantelarse por completo.
Como resultado, los costes de explotación pueden reducirse normalmente en un 80% en comparación con el funcionamiento continuado de los sistemas antiguos. Las inversiones necesarias se amortizan con la rapidez correspondiente.
Por otra parte, este enfoque también tiene un efecto positivo a largo plazo. Las empresas pueden limpiar, enriquecer y optimizar los datos heredados antes de externalizarlos y almacenarlos a prueba de auditorías.
Esto es crucial para que la promesa de los procesos y modelos empresariales basados en datos se haga realidad. Las decisiones tomadas a partir del análisis de datos son tan buenas como la calidad de los propios datos.
Para que una plataforma de gestión de la información histórica soporte estos y otros escenarios ágiles como la transformación a SAP S/4 Hana o las fusiones y adquisiciones de la forma más eficiente y eficaz posible, es necesario el mayor grado de automatización posible.
Idealmente, una plataforma de este tipo permite transferir datos y documentos desde los sistemas heredados con sólo pulsar un botón. Los cambios en los objetos empresariales y las estructuras de datos de los sistemas activos pueden transferirse a sus conectores de la forma más automática posible.
El potencial de información que no hay que tomar de los sistemas heredados en los entornos operativos también se determina en gran medida automáticamente.
Proporciona las reglas de filtrado necesarias para migrar la información seleccionada de todo el inventario en un formato neutro y moderno, de modo que el mayor número posible de herramientas de transformación y migración entiendan estas reglas automáticamente.
El formato moderno también garantiza que la información histórica sea tan accesible como la información operativa, por ejemplo a través de concentradores de datos para soluciones de análisis.
Simplicidad en lugar de complejidad
La inteligencia humana depende en gran medida de las conexiones que unen áreas cerebrales especializadas en tareas concretas. Para la mente consciente, ni la complejidad de las áreas ni la de las conexiones son visibles. Todo funciona automáticamente.
Para la empresa inteligente, la automatización es la clave para reducir la complejidad. La gestión automatizada del ciclo de vida de la información histórica y las conexiones automatizadas de una plataforma correspondiente con los sistemas operativos simplifican los entornos informáticos en su conjunto y hacen que la gestión de la información sea inteligente. Tanto en la nube como en el centro de datos.