Memorándum de la Cámara: amigo y enemigo
Probablemente ningún otro sector tenga tantas ferias, congresos, roadshows, talleres y convenciones como el de las TI. Sorprendente, ¿verdad? Al fin y al cabo, las TI están predestinadas a difundir noticias por Internet a la velocidad del rayo.
Las tendencias y los nuevos productos difícilmente pueden ocultarse durante mucho tiempo. Y si no se filtra nada, la rumorología hierve más que la prensa sensacionalista.
Las ferias, con sus largos tiempos de preparación y sus inmensos costes, no encajan en este panorama. Y, sin embargo, las mismas personas que viajan a CeBIT son las que, incluso antes de darse el baño matutino, se informan sobre los acontecimientos mundiales de las TI en los foros de Internet pertinentes para estar al día.
Sin embargo, cada vez son menos los visitantes que acuden a CeBIT. También disminuye el número de expositores. Hace tiempo que dejó de compararse con el año récord de 2001, cuando se presentaron casi 8100 empresas.
Este año hubo algo más de 4.000 expositores y 280.000 visitantes. Una cifra muy atractiva en comparación con otros certámenes. Por desgracia, no pudimos averiguar si algunos de ellos se vieron disuadidos por los prohibitivos costes de acceso a la WLAN, al menos los que no disponen de una red alemana de telefonía móvil.
No obstante, los organizadores están satisfechos. Para ellos, lo importante es la calidad, no la cantidad", afirma Frank Pörschmann, director de la feria. Ciertamente, algunas empresas están de acuerdo con él en que quieren y pueden prescindir de los clientes de paso.
Otros, en cambio, se cuestionarán críticamente su presencia en CeBIT. Pensarán hacia dónde se dirige la feria y si no sería mejor invertir el dinero en otra cosa.
CeBIT, como muchas otras ferias, tiene que preguntarse si este tipo de encuentros siguen estando en consonancia con los tiempos que corren. ¿O es que el concepto de feria ya está anticuado?
El CeBIT de este año, sin embargo, poco tenía que ver con lo anticuado: Había letras intermitentes, colores chillones, bandas en directo, espectáculos por la mañana y por la tarde en cada esquina.
En general, era más colorido, estridente y ruidoso de lo que había sido en mucho tiempo. Y no todo tenía que ver con la informática y los ordenadores. Si se pregunta a los visitantes qué esperan conseguir en y de CeBIT, o por qué realizan el a menudo arduo viaje, el tenor es claro: informarse sobre las tendencias de la industria informática, cultivar contactos e, idealmente, abrir nuevas oportunidades de negocio.
Y eso es lo que no pueden hacer los foros de Internet, las presentaciones en línea u otros teletipos de noticias: el contacto interpersonal, la calidad del apretón de manos que sigue en auge en los países de habla alemana, y la oportunidad de mirar directamente a los ojos a amigos y enemigos.
Así que CeBIT volverá el año que viene, al igual que otras ferias y congresos. Pero entonces quieren concentrarse aún más en los intereses de los expositores.
También hay que dar más protagonismo a las start-ups. Además, la atención se centra también en la densidad de los responsables de la toma de decisiones, afirma Frank Pörschmann. Porque su plan es:
"Se supone que CeBIT es una interfaz entre el sector informático y las industrias tradicionales, ya sea la fabricación de automóviles, la energía o la sanidad".
Al menos, la asociación sectorial Bitkom ve con buenos ojos este curso. (amn)