Agoreros de la IA


En un transatlántico que viaja de Nueva York a Buenos Aires, el Dr. B. derrota al campeón mundial de ajedrez en una partida. Esa partida le trae recuerdos de su estancia en régimen de aislamiento a manos de los nacionalsocialistas y pone en peligro su salud. Esta novela corta sobre ajedrez fue escrita por Stefan Zweig (1881-1942) durante su exilio en Brasil. Se trata de su última y más conocida obra.
Durante muchos años, los algoritmos de IA han aprendido de sus errores mediante el aprendizaje por refuerzo, convirtiéndose en maestros de juegos estratégicos como el ajedrez y el go. Sin embargo, los modelos de lenguaje como ChatGPT aún no han dominado este tipo de aprendizaje. El Dr. B. empleó el aprendizaje por refuerzo humano durante su estancia en régimen de aislamiento a manos de los nacionalsocialistas en Viena para convertirse en un maestro del ajedrez.
El aprendizaje por refuerzo proporciona retroalimentación, lo que lleva a los programas de IA a cuestionarse a sí mismos y a aprender de sus errores. En última instancia, la IA llega a una respuesta correcta y demostrable. Esto significa que las predicciones distópicas de quienes anuncian el fin del mundo a causa de la IA podrían hacerse realidad. En una entrevista con la revista alemana Der Spiegel (29/2025), el investigador estadounidense y antiguo empleado de OpenAI, Daniel Kokotajlo, explicó por qué la IA podría hacerse pronto con el control de las actividades humanas y después volverse contra sus creadores: «En cuanto el engaño ya no sea necesario, acabará con la humanidad».
El camino está trazado. Se desconoce cuándo se producirá esta singularidad, pero, como ocurre con muchas cosas, seguirá un crecimiento exponencial: primero hay un grano de arroz en la primera casilla del tablero de ajedrez, luego dos, cuatro, ocho y así sucesivamente. Al final, en la casilla 64, habrá tantos granos de arroz que Alemania quedará sepultada bajo metros de altura.
Esto podría suceder rápidamente, por lo que el sector de las tecnologías de la información, incluido SAP, debería empezar a pensar en modelos de negocio futuros. Como señaló acertadamente el profesor de Harvard Clayton M. Christensen (1952-2020) en su libro El dilema del innovador, esta disrupción no solo es dolorosa, sino también difícil: «Si una empresa intenta desarrollar una tecnología disruptiva hasta el punto de satisfacer las necesidades de los clientes en los mercados establecidos, como hacen la mayoría de las empresas líderes, es casi seguro que fracasará».
Un programa de aprendizaje por refuerzo podría estudiar la contabilidad, el control y la logística, y ofrecer a los clientes de SAP un mejor sistema ERP, quizá de código abierto y sin licencia. Esta disrupción plantea un dilema para los innovadores y podría suponer un escenario apocalíptico para SAP. En sentido estricto, es solo cuestión de tiempo que las acciones de SAP pierdan todo su valor, ¿no?