¿Qué pasa con la digitalización de las autoridades públicas?
Las administraciones suelen enfrentarse a mayores obstáculos que el sector privado cuando quieren cambiar algo. Por un lado, hay razones legales para ello. Muchas leyes son sencillamente difíciles de digitalizar, como puede verse en la Ley de Acceso en Línea (OZG). En primer lugar, hubo que crear una base procedimental para poder llevar a cabo procesos electrónicamente.
Otro punto son las complejas estructuras del servicio público, que no favorecen los cambios espontáneos. También falta personal cualificado y tiempo para introducir procedimientos electrónicos, sobre todo en el momento álgido de la pandemia, cuando habría sido más urgente.
Además, las nuevas tecnologías tienen que licitarse, lo que también ralentiza la toma de decisiones rápidas. La imagen de la administración "polvorienta" es, por supuesto, también familiar en otros países. En Alemania, esto se ve agravado por el hecho de que se trata de un sistema federal. Una oficina del ciudadano en Walldorf tiene sus propias competencias y no está vinculada por las decisiones de una oficina en Westfalia-Lippe.
Las cláusulas de apertura de Corona, que varían de una provincia a otra, son un buen ejemplo de ello. O la OZG, donde las situaciones vitales (es decir, los servicios administrativos) se han repartido entre todos los Estados federados. Así, existe un modelo de servicio administrativo de cada Estado federal, pero al mismo tiempo muchos municipios trabajan en su propia solución. La fragmentación de responsabilidades dificulta la consecución de un consenso general sobre cuestiones de digitalización.
Incluso a nivel federal, es decir, en la más alta instancia, existe el principio departamental, que ralentiza enormemente, cuando no impide, las decisiones uniformes. Ante este ejemplo, ¿cómo se supone que los 14.000 municipios de Alemania van a ofrecer un servicio al ciudadano coherente a través de la OZG? La digitalización sólo es eficaz si se introduce de forma generalizada y se estandariza.
Así que se necesitaría una estrategia cen-tral en lugar de cientos de pequeños proyectos, muchos de los cuales fracasan porque no pueden llevarse a cabo por razones de coste o capacidad. No obstante, han ocurrido muchas cosas: Corona fue un motor inmenso al menos para la digitalización fundamental en la administración. Por supuesto, no es posible recuperar en un año lo que se ha perdido en los últimos 15 años. Pero la crisis ha dado al menos un impulso considerable a la digitalización.