¿Han fracasado las plataformas en nube?
¿Se ha acabado el bombo de la nube?
Muchas empresas están intranquilas por el aumento de la ciberdelincuencia y los graves fallos de los sistemas, como la suspensión temporal de las operaciones de Lufthansa en el aeropuerto de Fráncfort debido a la destrucción de un cable de fibra óptica. ¿Se ha acabado el bombo y platillo de la nube? ¿Volverán las empresas a los viejos conceptos on-prem? En absoluto. Pero están sopesando con más cuidado cuándo y cómo utilizar las posibilidades de la tecnología en nube. Están evaluando muy detenidamente cuándo es necesaria una solución en la nube, si aporta las ventajas competitivas deseadas y hasta qué punto respalda la viabilidad futura de una empresa.
El pensamiento en blanco y negro de los últimos años sobre el tema de la nube se mezcla ahora con cada vez más matices de gris. Esto se debe, entre otras cosas, a que muchas empresas no han abordado el cambio a la nube de forma suficientemente estratégica. A menudo, las soluciones on-prem existentes se han sustituido simplemente de forma selectiva por plataformas en la nube. Pero eso por sí solo no basta, porque conduce a un panorama informático fragmentado que es diferente, pero no necesariamente mejor. Ergo: el cambio a la nube debe diseñarse estratégicamente y aplicarse de forma holística.
Es importante que las empresas sean conscientes desde el principio de que la computación en nube implica algo más que una estrategia de TI. Se trata mucho más de transferir las competencias y conocimientos de los departamentos especializados de empresa y TI a un concepto igual. Para ello son indispensables los conocimientos técnicos correspondientes, ya que, especialmente en el entorno de la nube, los desarrolladores y arquitectos de software tienen que ocuparse de muchos más temas (integración, seguridad, DevOps) que en el caso del desarrollo clásico. No obstante, la estrategia en la nube debe ser lo primero, porque siempre desempeñará un papel importante en el futuro. Al mismo tiempo, sin embargo, los conceptos on-prem no deben demonizarse cuando la dirección y los responsables de TI debaten los planes de futuro. El requisito previo para el éxito futuro con la nube es que se lleve a cabo un análisis fundamental de la estructura existente y, sobre todo, de los datos existentes.
Esto plantea cuestiones sobre los procesos existentes que pueden optimizarse al trasladarse a la nube. Hay que decidir si todos los datos deben trasladarse realmente a la nube o si no tiene sentido limpiarlos de antemano. Además, las cuestiones de cumplimiento desempeñan un papel importante en una estrategia integrada en la nube. Es concebible que, a pesar de las ventajas técnicas o económicas de la nube, los datos sensibles deban permanecer en la empresa por razones de cumplimiento. Con vistas al futuro, los responsables también deben diferenciar entre lo "imprescindible" y lo "agradable de tener" y sopesar conscientemente cuándo es ventajosa la tecnología en nube y cuándo lo son las clásicas instalaciones in situ. Se recomienda un análisis honesto de los puntos fuertes y débiles, que debería centrarse sobre todo en consideraciones sobre la fuerza de integración de la estrategia.
Con vistas a la orientación estratégica de una empresa, es importante, por un lado, conservar lo probado y, por otro, realinearse digitalmente. Porque una cosa está clara: una estrategia de nube no significa automáticamente trasladar todo a la nube. Al contrario. El principio de "todo incluido" suele sobrecargar a la dirección y a los ejecutivos de TI e impide el desarrollo de una estrategia coherente y a largo plazo. Sin embargo, si una empresa sigue adelante con la adopción de la nube sin una estrategia, provocará resistencia, lo que ralentizará o incluso pondrá en peligro el paso a la nube.
Por tanto, una estrategia de nube no es sinónimo de trasladar todo a la nube. Por el contrario, las empresas deben mantener la mente abierta y, si es necesario, intercambiar ideas con expertos que tengan una visión global y puedan aportar impulsos útiles basados en su experiencia. Visto así, las plataformas on-prem siguen teniendo una oportunidad realista en el futuro.