Facturación centrada en el cliente


En el contexto de la transformación digital, pueden identificarse dos desarrollos: Por un lado, el cliente y, especialmente, sus necesidades individuales de productos y servicios se están convirtiendo cada vez más en el centro de atención, ya que cada producto debe demostrar su beneficio para el cliente de forma aún más clara que antes.
Esto significa también que los aspectos de facturación están aún más orientados a las necesidades del cliente. Por tanto, también incluyen, por ejemplo, la gestión del pago de paquetes completos de productos y servicios y su combinación, incluida la integración de la facturación de socios. Por otra parte, el modelo de negocio de muchas empresas está cambiando gradualmente de un negocio de productos a un negocio de servicios. Esta tendencia es especialmente evidente en los productos digitales.
Cambio de tendencia en el mundo empresarial
Una tendencia similar se observa también en el ámbito del software empresarial: la era de las instalaciones fijas tradicionales y los entornos informáticos monolíticos hace tiempo que pasó su cenit, también en contabilidad. Están de moda las plataformas de intermediación y compartición y, en general, las nuevas ofertas de software como servicio desde la nube. También en este caso se está pasando de un negocio puramente de productos a un servicio cuyo alcance temporal y de rendimiento suele ser libremente escalable.
Sin embargo, esto también significa que los proveedores tradicionales tienen que ofrecer modelos de precios y facturación adecuados para sus clientes. Aquí intervienen nuevas condiciones, como el número de usuarios durante un determinado periodo de tiempo, el alcance y la duración de los servicios utilizados y la cantidad de transacciones realizadas.
Situación beneficiosa para todos
Esto supone ventajas decisivas para los proveedores. Por ejemplo, pueden aumentar la fidelidad de los clientes ofreciendo suscripciones y paquetes de software libremente escalables. Esto se traduce en ingresos regulares y a largo plazo, lo que en última instancia también beneficia a su propia competitividad.
Estos modelos de facturación flexibles también tienen ventajas decisivas para los clientes empresariales: suelen beneficiarse de menores costes de inversión (sobre todo en términos de hardware y capacidad de servidor), un mantenimiento y resolución de problemas más rápidos, y están siempre al día de las últimas versiones.
Y al igual que el proveedor, el cliente también disfruta de una mayor transparencia en cuanto a costes incurridos y futuros. Sin embargo, esta tendencia no sólo es reconocible a nivel tecnológico. Además de los servicios tradicionales, como una visita al médico o a un restaurante, las empresas manufactureras también se están abriendo cada vez más al ámbito de los servicios relacionados con los productos.
Por ejemplo, la maquinaria de construcción se alquila mediante modelos de leasing, la maquinaria de producción mediante facturación basada en sensores de aire comprimido, revoluciones o tiempo de funcionamiento, los clientes obtienen determinados servicios de consultoría o pueden participar en cursos de formación, y determinados servicios, así como el reequipamiento de máquinas antiguas, forman ahora parte de la cartera de servicios.
Identificar las preferencias de los clientes
Luego hay otras empresas prometedoras que habrían sido inconcebibles sin esta tendencia hacia el negocio de servicios o que la desencadenaron en primer lugar. Proveedores de plataformas como Lieferando se suben a la ola de la transformación digital interponiendo su propio servicio entre el producto del proveedor y el cliente.
Para ello, ofrecen una plataforma en la que se puede consultar la oferta de varios restaurantes. Cuando un cliente hace un pedido, los conductores de Lieferando le llevan la mercancía solicitada a la puerta de su casa.
Si el cliente hace más pedidos a través de la plataforma, puede utilizar vales o puntos de bonificación. Otro ejemplo es Outfittery: el minorista textil en línea analiza las preferencias del cliente y las utiliza para crear un perfil digital personal. A partir de él, se crean conjuntos personalizados. Si la ropa seleccionada no es del agrado del cliente, se inicia un sencillo procedimiento de cambio y la información pertinente se almacena en el perfil del cliente.
Modelos y plataformas de intermediación
Los modelos modernos de intermediación también se centran cada vez más en las BRIM. Por ejemplo, existe una plataforma internacional en línea que reúne a desarrolladores y clientes finales. Desarrolladores de distintos países venden sus aplicaciones a clientes finales a través de la plataforma. En segundo plano, la BRIM coordina que las facturas a los clientes se creen a nombre de los desarrolladores y las facturas a los desarrolladores con la comisión deducida. Los pagos de los clientes también se transfieren automáticamente a los desarrolladores, mientras que la comisión del desarrollador se transfiere sin problemas al propietario del modelo de intermediario.
La tramitación fiscal también es un aspecto muy importante, ya que siempre hay que tener en cuenta tanto el domicilio del promotor como el del cliente final. Si el cliente o desarrollador tiene su sede en EE.UU., es necesario el tratamiento fiscal a través del código de jurisdicción y un sistema fiscal externo como Vertex.
En el futuro, cada vez más empresas facturarán sus servicios según paquetes de servicios combinados, modelos de pago por uso o simplemente en función del uso. Y es de esperar que en un futuro próximo se añadan muchos más métodos de facturación. Todas las opciones deben ser soportadas y mapeadas de la mejor manera posible con la ayuda de potentes sistemas informáticos. La flexible solución universal BRIM es ideal para ello y ayuda a los usuarios a largo plazo.