La ciberdelincuencia como servicio, el uso selectivo de la IA y la fusión de la delincuencia organizada con los "intereses estatales" pueden llevar a empresas enteras al borde de la extinción y convertir el reto de proteger la empresa en un asunto muy importante, pero también costoso. Si quisiéramos agotar todas las opciones de protección, en realidad sería imposible financiarlo. Hay demasiada oferta de apoyo externo.
Por tanto, hay que preguntarse qué uso de los fondos traerá más éxito y cuál sólo aportará beneficios muy limitados. Al mismo tiempo, muchas normativas de la UE dejan poco margen de maniobra en el proceso de toma de decisiones. Por eso es cada vez más importante debatir qué tiene sentido y además es aceptado por las autoridades.
¿Cómo protegerse del creciente número y calidad de los ataques?